DESTINO
Peregrinar sin equipaje
nos permite estar dispuestos
a lo sorpendente del viaje,
tal vez sí, un paragüas
que nos sirva de escudo
cuando la pena del mundo arrecie,
y sus lágrimas caven surcos en la tierra
donde dejar una semilla, quien sabe...si al volver
sea raíz de un árbol, que nos dé sombra.
Caminar sin rumbo fijo, deja que encontremos
caminos insospechados,
donde las estaciones son espejismos,
nidos de colinas, de pampas vigorosas,
o de esos desiertos candentes
donde los duendes de ollas con oro
con sus artilugios, atrapan el alma.
Sea oportuno entonces, tener colgado al cuello
un atrapasueños, que recuerde el sendero
del peregrino y su destino.
08.01.15