domingo, 1 de marzo de 2015

Nácar salino

ola congelada en la Antártida

Mi espíritu es de un galeote ígneo
cuyo cúbito lleva inscrito el devenir 
 del oleaje coagulado,
de la costra de un seísmo echado a su fin.

Mas evoco cual calco vivificado
el revuelco de la zona abisal
engullendo alegrías,
lujuria de algas replegadas,
de pétreos arrecifes coralinos
y el ahogamiento angustioso de la ostra...

Desde mi islote, 
húmedos salinos  recuerdos
dejan ver el nácar,
¿Cómo asegurar
que sea la esperanza?


Detrás del Espejo



Se desvanecen frente al espejo empolvado
las acompasadas horas,
y el puño estrellado
no logró quitar su impávido gesto,
mira al corazón,
sigue latiendo el mismo ritmo.


¿Quise acaso ser pura, yo nacida del inframundo?
Quise al cruzar tu camino, profanar tu paso,
de tus muertos y vivos ser amante.

¿Por qué amé tu escudo, tus hombros y abrazo,
tu rictus al mirarme y esos silencios
al alejarte?

Juro que mi instinto criminal lo aborrezco,
pero mi naturaleza es letal,
antes, lo confieso, 
fui ave carroñera enamorada del mar,
¿supuraba amor en aquel tiempo?

Dime, espejo, detrás...
¿Cual es la verdad que me aqueja?
El tiempo se detiene, si lo pienso,
presiento la miel de esos instantes.


01.03.15