Para mirar solo cuando necesito
ver lo que está lejos,
tomo los espejuelos colgados
cual niños, de la rama de mi cuerpo
y son ellos, los que aclaran
ese mundo de fuera,
que a veces se niega, a veces se esconde,
porque no está cerca.
Para mirar solo cuando necesito
ver lo que está lejos, porque no se acerca,
tomo un pedazo de franela limpio
y froto cada escollo
de los vidrios de mis espejuelos.
y a veces por ellos, contemplo
la valentía de dejar fluir la vida
sobre el ritmo del tiempo,
la rara paz de un mundo de cuento.
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