martes, 20 de enero de 2015

A Robin Williams



Con la espada desenvainada 
frente a los molinos de viento
o ante esas abruptas lianas... has vivido,
delirante, en aquella selva civilizada.

Degollado el miedo,
el avance incontenible siempre fue un reto,
cuya factura cobraba ansias secas.

Te me antojas en ebullición permanente.

Como el Robin Hood de tu propia vida, 
plena de adrenalina, 
capaz solo de ser diluida 
con tu ternura.

El predicamento en tus escenas
cargadas de emotividad,
eran un rescate al ser humano
que vive, en cada uno escondido.

Ángel que te negaste a tener alas,
has emprendido el último vuelo.

11.08.14

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