martes, 20 de enero de 2015

Bajo el sauce


Que las floristas retoquen sus ramos,
las novias sus mejores ajuares,
la soledad arrime el bostezo 
al centro del follaje de tu verso
y se calce el suspiro.

La apasionada seducción levante el pecho
bajo el velo del puritanismo.
Todas, ninguna escapa,
pues llevan la herida del desamor
ajustada en elegante corpiño. 

Elevado el libido en la benevolente poesía,
cada una cumplen sus temerarias expectativas.
¿Pero quien, dime, 
puede asegurar en su efervescencia,
lo dulce que es tu regreso a sus brazos?

Tu alma no es color sepia
en la melancolía de una prosa,
o en el arco iris vibrante de un soneto,
revestida de lluvia y luna en libertad,
ni tampoco en el verdor de un prado mágico.

La reconozco agrietada
en la comisura de una mueca de tu pena,
en el sudor de tu infructuoso día,
en la nieve que cubre tu cabeza 
y el polvo del tiempo atrapado 
entre tus dedos y la humedad 
escondida, en la vellosidad de tu cuerpo.

La reconozco en el ritmo de tu latido,
en la sal de tu lágrima y el olor de tu suspiro,
en el puño y quejido de la ardiente noche,
cuando...
Ser la sombra que te espera bajo el sauce
me sabe a gloria.



24.08.14

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