martes, 20 de enero de 2015

Entre Odiseas e Iliadas



Como tarareo reincidente 
son los segundo de vida
donde creemos abandonar el ayer
que solo es la premonición 
de un momento pendiente.
Entre pasividad y pasiones
va el hombre así, urdiendo su destino.

Soplan los eolos suaves brisas
y también tempestades,
donde huele a sangre seca
por horda ignominia del poder 
que se disfrazó de valentía y nobleza.

¿Cual es el papel que interpretamos
entre soberanos y dioses?
Simples cíclopes traga hombres,
sordos a Kasandra y sus visiones,
entregamos nuestra suerte a gladiadores.

El telar y el sudario escudo de Penélope
ya son ceniza en manos de infieles 
y bastardos sin gloria. 
Sobre la sien de Agamenón solo hojalata
por buscar con traición inmortalizar su nombre.

Dime Atenea, porque Homero no lo explica,
¿Debe hervir la sangre del hombre en sacrificio?
¿Debe incinerar al fuego su carne?
No, no me respondas como parte de un libreto...
que "Los dioses no harán por un hombre
lo que el hombre puede hacer por si mismo".
¡Ya basta! Entre odiseas e iliadas
hay un hedor de sangre seca que clama.


02.01.14

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